La verdad es que ya me tiene un poco frita el animalito.
Siempre anda por aquí paseándoseme por todos lados.
Cada vez que giro mi mirada hacia la lámpara, ahí está ella mirándome a mí.
También le gustan los cables, ya sean en amarillo o en blanco.
Pa mí que no distingue colores.
La he visto cientos de veces recorriéndose el router.
No quiero ni pensar la cantidad de kilómetros que el animalito se ha hecho sobre ese aparatejo.
Debe ser que se encuentra calentita ahí.
También le gusta caminarse entre mis papeles.
Y le encanta el ordenador, ya sea en plano, borde o esquina.
Pero lo que más mejor prefiere este bichejo sobre todas las cosas de la mesa, es el teclado.
Al final de tantas horas juntas y aunque esté tol puñetero día rondándome, he acabado cogiéndole cariño al bichejo.
Mientras no me haga telas de araña pa que yo no menrede...