Un dolor vertical y punzante
anda por todas las estancias.
Parte del centro,
recorre las esquinas,
se estampa contra paredes y techo.
Revolotea por los rincones,
mira profundamente,
cambia de dirección
pero, al final, siempre vuelve a volver.
Todavía no sé qué color tiene,
intento pintarlo
pero se me resiste.
(Foto: Mandala punzante)