Norma.
Mi más gata.
La primera.


Berta.
La casi perrilla.
La más especial.

Didiano.
El que me dió nombre.
El más desarmable.
El más destrozable.
El más blandito blandito.


Boris.
El que casi no estuvo.
El más mejor amigo de mis mastines.
Al único que permitían comer del mismo plato.

El Sin nombre.
El que nunca se dejó.
El que solo vino a quedarse por interés.

Coco.
El "su gato" especial.
El un poco mío también.
La Moña.
Gata que, con tres patas, también sube tejados...
Los hijos de.
Y los nietos de.
Todos seres únicos, especiales y difíciles de olvidar. Cada uno de ellos dejó su impronta en mi corazón.