Ayer, mientras miraba la luna de madrugada, escuché una música.
Su luz era pequeñita, menguante, la de la luna y la de la música.
Eran sobre las cinco, hora mágica para los dos porque es cuando alcanzamos el llegar a volar, cuando podemos hacerlo juntos...
Fué tener a mi chico pálido como rodeado de amapolas.
El misterio de la luna
un agujero en el cielo
una luz sobrenatural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario