sábado, 3 de abril de 2010

Ayer, mientras miraba la luna de madrugada, escuché una música.
Su luz era pequeñita, menguante, la de la luna y la de la música.
Eran sobre las cinco, hora mágica para los dos porque es cuando alcanzamos el llegar a volar, cuando podemos hacerlo juntos...
Fué tener a mi chico pálido como rodeado de amapolas.

El misterio de la luna
un agujero en el cielo
una luz sobrenatural.



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